lunes, 15 de junio de 2015

Encono-mía

Una de las cosas más importantes en nuestras vidas y en torno de la cual gira nuestro día a día es la economía y a pesar de ello es también una de las menos entendidas, obviamente esto se debe a que es una ciencia harto compleja que pareciera estar reservada a solo algunos expertos “cercanos” al mundo de los negocios y de las finanzas y que para el resto de los mortales solo queda la catequización

con la que ellos hayan decidido que deben instruirnos. Muy contrariamente a lo que se pudiese pensar, esto en vez de inquietarnos y generar en nosotros mismos un debate (así lo perdamos), pareciera que simplemente lo que nos hace es sucumbir a este amaestramiento, ya sea porque preferimos simplemente en dar por verdad cualquier cosa que digan los expertos, ya que ellos son los que saben, o porque pensar algo distinto a lo que piensen los expertos de moda pondría al individuo en una posición que no estaría en boga con la sociedad (¿de consumo?) moderna y forzosamente tampoco con sus pares.

Como ya es costumbre solo podemos hablar desde aquí desde lo único que tenemos: nuestra ignorancia, es por ello que pensamos que la ciencia de la economía pareciera haber resultado más dogmatica que la religión misma y ya que no podemos resistirnos a conjeturar acerca de los “dogmas sociales” vamos a revisar algunas de las nociones económicas que manejamos como parte de la cotidianidad por la afectación que tienen sobre los temas sociales. Es importante tener presente primeramente que estas nociones quizás formen parte de algún adoctrinamiento que ya tenemos inculcado y que por supuesto afectará las especulaciones que acá hagamos. Pero antes que se sobresalten, el adoctrinamiento que acá mencionamos no debe verse como una suerte de teoría conspirativa, dado que es natural pensar que cualquier: sistema religioso, sistema político, sistema económico, o statu quo, deba hacer uso del adoctrinamiento para tratar de convertir en verdades absolutas sus postulados. 

Notemos que en los puntos que enumeramos están separados “sistema político” y “sistema económico”, esto no es casual y se debe a la necesidad que tenemos de enfatizar que el sistema económico es absolutamente independiente del sistema político, en otra palabras un sistema económico específico se puede aplicar  en cualquier sistema político ya sea en una democracia o en una autocracia (en sus diferentes sabores: autoritarismo, totalitarismo o neo-dictaduras, ¿en ambos casos?) y que mientras funcione a nivel corporativo, recibirá sin duda la bendición de nuestros consagrados expertos, siguiendo pues, su famoso lema “dejar hacer, dejar pasar”, ya que pareciera que para algunos economistas mientras sea libre mercado no importa que el sistema político que gobierne no sea realmente democrático, y yéndonos un poco más allá nos preguntaríamos ¿Y será que en base a su formación, los economistas en el fondo consideran, que técnicamente, la mano (¿izquierda?) de obra esclava ayudaría a la mano (¿derecha?) invisible del mercado?, por supuesto, técnicamente hablando.

Es fácil, cuando hay bonanza en las clases medias asalariadas y sosiego en las clases pobres, figurar que la economía marcha bien y que todos los postulados económicos funcionan y encajan a la perfección, pero cuando esto cambia en estos dos sectores, probablemente producto de ineficaces políticas económicas aplicadas, por las otras clases, los expertos comienzan entonces a arengar sobre las nociones económicas como la inflación, la demanda y oferta, los costos de reposición, la impresión de moneda, la expansión monetaria, etc., no para que entendamos, los conceptos, sino más bien para que entendamos que hay que hacer sacrificios y adivinen cuales dos sectores son los llamados a realizar dichos sacrificios… Lastimosamente en muchas sociedades, en unas más que otras, este proceso pareciera cíclico, lo que nos lleva a preguntarnos ¿Será que la gran depresión de la década de los 30s, sirvió como un aprendizaje o más bien como una excusa, para hacer intocables, por siempre, a capitales ineficaces?   

Ahora bien, ya hablando de “nuestras” nociones económicas, teniendo presente que no estamos en Econoland, tendríamos que empezar con una que quizás inicialmente fue pensada para favorecer a los capitales ineficaces y que luego le ha servido muy bien a los capitales especulativos, no es otra que los “Costos de Reposición”. 

En una economía con inflación muy baja el costo de reposición pareciera algo inocuo pero cuando esta crece, más bien se torna inicuo, ya que quien provee un bien, adquirido por él a un determinado costo, calcula, estima, imagina, fantasea o se antoja, que ese No es el costo sino que el costo es lo que le va a costar el producto que va a adquirir a futuro para reemplazar este que ya adquirió, es decir que si el bien le costo $100,00 y él calcula (o se le antoja, como lo prefieran) que a futuro le va a costar $1.000,00  lo va a vender en base a este último costo, supongamos en unos $1.500,00, con lo cual gastó $100,00 y obtuvo $1.500,00, y es así que al final es el consumidor quien debe proveer el capital convirtiéndose en socio capitalista sin derecho a dividendos (o socio socialista), para que esta ineficiente empresa (y/o empresario de la economía informal) pueda seguir operando y así pueda seguir cumpliendo con su grandiosa labor de Responsabilidad Social Empresarial de tener dos o tres, o cien empleados con salario mínimo. Pero el señor consumidor no debe preocuparse, cuando esta empresa se percate a futuro que el nuevo bien le costó solo $120,00 y no $1.000,00  seguramente re-calculará el precio y le reembolsara la diferencia… Esto posiblemente nos puede permitir recomendar algo para que sea evaluado por la teoría económica:  Si son justificables los “costos de reposición” ¿por qué no se crean los “salarios de reposición”?

Otra de las nociones que nos gustaría tocar es la de la inefable Inflación, que para los comunes mortales sencillamente solo representa que las cosas están cada vez más costosas, a pesar que nuestros expertos se esfuercen tanto en hacernos entender lo profundo que es este concepto, por cierto, cuando entenderán los expertos, que a pesar que para ellos, con sobradas razones, las causas son mucho más relevantes que las consecuencias, para las masas lo único que importa son las consecuencias… Desde aquí por supuesto no pretendemos lograr lo que nuestros expertos (queriendo o no) parecen no haber logrado, explicar profunda pero llanamente que es la inflación, y por eso preferimos colocarle el adjetivo de inefable y dedicarnos más bien a generarles dudas o confusiones al lector.

Lo primero que tendríamos que decir o más bien citar, es que la inflación elevada es producto del crecimiento de la oferta de dinero (expansión monetaria), e “indefectiblemente” de la demanda de este. Este crecimiento de la oferta de dinero no es más que la impresión de dinero físico, es decir más billetes “en manos de los ciudadanos”. En condiciones normales este crecimiento, según los entendidos, debería ser suficiente para reducir las tasas de interés por lo tanto aumentar las inversiones y con esto aumentar los empleos y los salarios, en fin la felicidad plena, así de sencillo. Pero el problema parece surgir cuando esta impresión de dinero crece más rápido que la tasa de crecimiento económico, (por lo que quizás podríamos llamarla falsificación legal ), dado que en este caso no se traduce en inversiones, empleos, etc., pero si en inflación, ya que vuelven a entrar en acción las comadres oferta y demanda: mucho dinero e insuficientes bienesaumento de preciosperdida de valor del dinero.

Me perdonan la blasfemia contra la Ley (o deberíamos decir Mandamiento) de la oferta y la demanda pero será que no hay nada más que hacer desde tan prodigiosa ciencia como es la economía, distinto a aumentar los precios cuando hay insuficientes bienes, por la inicial básica razón que alguien siempre va a estar dispuesto a pagarlo y más tomando en cuenta que esta magnánima ciencia puede con solo bajar unas tasas de interés llevarnos fácilmente a la abundancia (?).

La desentendida razón que pudiese pensarse del porqué esto ocurre, es que el productor y el distribuidor convenientemente en ese momento comienzan a pensar desde su rol de consumidor y buscan, como consumidores de los bienes que producen sus camaradas empresarios, protegerse a futuro, comenzando así una espiral donde los únicos consumidores que subsisten son los que a la par son productores o distribuidores.

Al hablar de estas nociones económicas que tenemos, mención aparte merecen las economías controladas (o más bien descontroladas) como la de Venezuela(2015), donde a pesar que no se está produciendo más, las empresas no invierten y los asalariados siguen percibiendo lo mismo, sigue existiendo ese exceso de dinero producto de la impresión de moneda, que dado que debe ir a algún lado no nos quedaría sino especular que sacando al sector productivo que recibirá parte de este dinero para al menos mantener sus niveles de ingresos y a la población que recibe subsidios populistas, solo quedarían dos receptores de la mayoría de este exceso de dinero: el comercio y la delincuencia, ambas en toda su jerarquía. Ya veremos si se repetirá la historia y los empresarios corruptos e inescrupulosos del presente serán los ciudadanos ejemplares del futuro. Importante dejar en claro que no se está estableciendo ninguna relación entre estos dos grupos, ya que serian receptores de esta dádiva por vías y métodos muy distintos.

En estas economías a pesar que puede resultar en extremo obvio que los valores de las variables económicas que se palpan tienen como primordial causa el manejo especulativo de la moneda, los expertos realizan análisis y estimaciones utilizando todo el arsenal que les provee la disciplina económica para predecir o “adivinar técnicamente” como estarán a futuro ciertas variables, como por ejemplo la paridad cambiaria (?). 

No cabe duda que la relación que existe entre expertos economistas y el mundo de los negocios y las finanzas trae como consecuencia inevitable que los análisis, estimaciones, inferencias y predicciones por parte de ellos estén viciados, más allá que los mismos sean amplia y soberbiamente documentados y explicados.

Debo concluir diciendo que por cosas como estas, tengo la sobrada falta de certeza que jamás entenderé la economía y por eso imagino que debo confesar que quizás esa es la razón de esta, encono mía.

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