Aunque todo es posible y más aun teniendo un personaje como el Sr. Trump en la presidencia de los EE. UU., cuesta creer que la nación más poderosa del mundo (incluso el hombre) y que ya tiene harta experiencia en el tema de generar Sanciones y sus consecuencias, haya obrado de manera ligera y más aún errónea a sus intereses, con la aplicación de esta última sanción. Ahora bien, más allá de eso debemos irnos a los hechos y ver que realmente ocurre u ocurrirá con ellas.
Veamos inicialmente lo relacionado al aspecto económico
- Solo proclama lo que ya era una realidad, la No emisión de nueva deuda
- Aumenta el poder de negociación de Rusia en detrimento de los intereses de Venezuela
- Aumenta las “ganancias” de los rusos por su participación en Citgo, al no poder repatriar dividendos a Venezuela
- Incrementa la posibilidad de un Default, y con ello la posibilidad de hacerse con activos de Venezuela a costos ínfimos
- Evita que se incremente la producción de Petróleo OPEP
- Continua “ayudando” a tener cada vez más, un país débil que le sea cuesta arriba negociar a futuro cualquier transacción económica.
En cuanto al aspecto político-social a pesar que se puede suponer que el gobierno se beneficiará en varios aspectos: Obtener un culpable foráneo de la crisis y con ello obtener “apoyo” de la población; reducir “legalmente” la disidencia a través de la represión, encarcelamiento, etc., con la excusa de “traición a la Patria; reducir “legalmente” los medios de comunicación y el acceso a Internet, con la excusa de “la seguridad nacional”; eliminación de elecciones con la excusa de “la estabilidad del país” ; cohesionar a los diferentes factores de poder del gobierno; generar el apoyo de países “amigos”, la realidad es que con o sin estas sanciones todas estas acciones se van a intentar concretar de igual forma, por lo que no parece relevante analizar esta relación entre sanciones y los beneficios políticos del gobierno.
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