viernes, 18 de diciembre de 2015

Gerencia Socialista

Para cerrar esta trinca de la conducción del “capital social” de la sociedad, nos gustaría referirnos ahora a un bastión (o bestión) del socialismo cuya misión es encargarse de la dirección de las empresas, organismos, instituciones, etc., en manos de ese estado socialista. Como en cualquier organización se hace necesaria la presencia de un grupo de personas que tengan bajo su responsabilidad toda la operación de dirigirlas y administrarlas y cuyas misiones sean las de seguir directrices y las de rendir cuentas a sus regentes, esta figura no es otra que la del gerente. Obviamente en el medio de estas dos misiones se espera el aporte de un valor agregado por parte de este gerente que justifique su presencia dentro de cualquier organización y en el socialismo no tendría porque ser diferente.


Pero (que cosas que nunca falta un pero) he allí quizás el problema con la gerencia socialista y es que nadie parece pedirle y a nadie parece interesarle que este gerente aporte algún tipo de valor agregado, ya que solo basta con que siga las directrices de los superiores (pero iguales.No critiquen, en socialismo nadie ha hablado de igualdad de la autoridad) cualesquiera que estas sean y se relacionen o no a su labor, más aún sin

importar si dichas directrices se relacionan o no con el propósito para el cual existe la organización en la cual realiza labores gerenciales este jefe, y es que pareciera que en socialismo la labor gerencial solo se restringe a recibir instrucciones, ejecutarlas y hacer que los subordinados también las sigan, y la labor de gestión administrativa ya queda como una actividad secundaria para la cual no se requiere de mucha competencia y escarmiento.

Dado que no tienen que agregar valor, su labor gerencial se diluye en las actividades irrelevantes (por no estar relacionadas a la estrategia, el crecimiento, la preparación y la planificación) del día a día  y su accionar se convierte en un reaccionar luego de recibir una orden (muchas veces con libre interpretación), lo que lo lleva a transformar todo el proceso administrativo y de gestión en una suerte de vorágine gerencial, producto de este reaccionar irreflexivo que solo produce acciones cortoplacistas en base  a la “coyuntura de un momento determinado”, esto entre otras cosas le hace caer en cuenta que lo importante ya no es ser un gerente sino parecerlo, y es allí cuando surgen entonces las neo técnicas gerenciales socialistas (que quizás no sean tan neos…, ni tan socialistas), veamos…

Generalmente podemos encontrar dentro de este grupo de gerentes el uso de tácticas, o más bien ardides, que tienen como función primordial permitirles mantenerse en los cargos que ostentan y obviamente poder optar a mejores, una de ellas es el estar solicitando frecuentemente información relacionada con la labor de sus subordinados (sus socialmente iguales), estadísticas de gestión, informes de cualquier tipo, cuadros comparativos, presentaciones gráficas, etc., etc., etc., a las cuales inmediatamente luego de recibirlas solicitará que se agregue o se  elimine algo, esto no tendría nada de criticable a no ser por el hecho que con dicha información no se realiza ninguna conclusión gerencial, no se toman decisiones, ni se transforman en acciones, solo sirven para cuestionar a sus subalternos y para pedir a posteriori una actualización de dicha información, lo triste es que quizás esto sea preferible a que realmente tomen acciones con la información suministrada, ya que podría convertir su incapacidad en acción y nada peor en una empresa que un inepto proactivo. Aunque nada llegue a feliz término siempre deben estar generando nuevas ideas (o más bien manías) para que estas a su vez generen alguna actividad (aunque estas sean improductivas) y permitan con esto que se cree la sensación de que se está trabajando sin descanso y en pro de la prosperidad de la organización, además de generar la alucinación de ser un gerente inestimable. Para generar esta sensación resulta muy útil su arma preferida, hacerse de unos cuantos conceptos y unas cuantas siglas que estén de moda en el ámbito técnico gerencial y comenzar a hablar como expertos, a sabiendas que su valía dentro de este tipo de organizaciones socialistas, es proporcional al tamaño de su boca.

Todo individuo socialista necesita tener su antípoda, el cual por alguna razón siempre es alguien superior (en algún fraguado sentido) a él, generalmente el rico (por cierto en capitalismo el enemigo es la competencia, es decir los iguales, por qué en socialismo el enemigo siempre es alguien superior), pero este trabajador “libre” pensador y acérrimo fustigador del statu quo, que luchaba por ser parte de la toma de decisiones de una organización para entre otras cosas abolir este manejo elitista (elitesco diría algún socialista) de las organizaciones, cambió (al menos en el espacio laboral) la pugna socialista entre “el rico y el pobre”  a la de “el jefe 
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Concluiríamos diciendo, en cuanto al aspecto de la dirección de las organizaciones dentro de un sistema socialista, que después de tanta historia, para lo que parece haber quedado el socialismo, es para ser el único recurso que tienen los ineptos para gobernar y dirigir.

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