Es esta penúltima entrega se
abordará la última clasificación: el Auténtico,
aquel que de corazón cree en el
proceso, o quizás más bien en el artífice del proceso. Quizás para el “otro
sector” pueda resultar en el más inexplicable de todos los grupos, pero sería
interesante que lográsemos verlo como el más obvio. Y al camarada chavista que
después de las entregas anteriores aún va a proceder a leer esta nueva entrega,
espero sea, por que no se vio reflejado en las anteriores.
Este grupo estaría conformado por
los que sienten que han recibido algo del proceso, pero que no necesariamente
piensan que sea un legitimo derecho si no más bien un acto generoso del
régimen. Aún cuando dentro de este grupo estarían los que han sido favorecidos
con algo material (un apartamento, una carro, una pensión, comida barata), a mi
parecer, la mayoría lo que percibe que ha recibido, es algo bastante más
importante: orgullo (y en su estricto significado).
Sienten, con mucha razón, que por
primera vez son tomados en cuenta, participan en las actividades que benefician
(o aglomeran) a la comunidad, e incluso perciben que son copartícipes de
grandes decisiones de Estado y esta “participación” los hace sentirse útiles y también
de algún modo, sentir que han sido desagraviados (no por la justicia sino por
un “Robin Hood”), de lo que en el pasado siempre consideraron, fundadamente, como
injusticias hacia ellos. Son aquellos a los que no les importarían las penurias
y padecimientos actuales y futuros por los que deban transitar, mientras
mantengan ese “orgullo”.
Obviamente esto lo logró tener
claro el artífice, y lo hubo de utilizar a su favor, como lo han hecho otros
tantos en la historia…, o es que vamos a creer que cuando Marx hizo la afirmación:
“El
obrero tiene más necesidad de respeto que de pan”, su intención era solo
dejar para la historia una frase interesante.
Aún cuando el otro sector no ve
por ningún lado que exista: atención, oportunidad y esperanza para ellos, este
grupo si siente que recibe todo eso,
por la simple razón que comparándolo con el pasado, resulta cierto (¿Pudo en el
pasado haberse graduado de médico?, ¿Pudo en el pasado obtener comida por
debajo del costo? ¿Pudo en el pasado “enfrentarse” a su jefe? ¿Pudo tener en el
pasado los enseres que actualmente tiene?...), si en su opinión no es justo ni
meritorio, tenga por seguro que para quien lo “obtuvo”, sin la más mínima duda si lo es.
Desafortunadamente nadie les ha
explicado, o si se ha hecho no ha sido efectivo, que varias de las cosas buenas
relacionadas con el bienestar de los pueblos, que le han sobrevenido, son parte
de indefectibles procesos históricos que iban a ocurrir y que de hecho han
ocurrido en diversos países, y que aquí, con o sin “revolución”, de todos modos
iban a producirse, obviamente utilizando otros métodos que no hubiesen
necesitado de tanto odio, conflictividad y tiempo, y seguramente obteniendo mayores
y mejores beneficios.
Esperemos que este grupo tenga a
bien evaluar si su gratitud por haber recibido algo, que ya era suyo y no de un
régimen “generoso” que se lo apropio para luego dárselo como dádiva, lo debe
llevar a la inmolación en nombre de ese “régimen generoso”. Así mismo tener
presente que el régimen perpetuamente le estará generando “esperanzas nuevas”,
cada vez que la credibilidad de las que le crearon con anterioridad se desgaste.
De no ocurrir esta reflexión por
parte de este grupo se corre un grave peligro y es que mientras más pase el
tiempo mayor es el riesgo que parte de él, transmute al grupo de los
Beneficiados (que analizamos en la primera entrega), algo que quizás ya venga
ocurriendo.
Entonces la respuesta para este
grupo, a la pregunta de ¿por qué es chavista? pareciera asemejarse a: ¡porque soy “Orgullosamente Agradecido”! (?).
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